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SEBASTIAN ROMERO RIVERA

EQUIPO PAC DE ASAJA-HUELVA

“Las ayudas de la UE permiten la viabilidad, completar los precios ridículos que perciben los agricultores y ganaderos”

Toda su vida tiene que ver con el campo. Antes que él, su padre se dedicó a la ganadería y antes que su padre, también lo hizo su abuelo. Sin embargo, el padre de Sebastián Romero Rivera (Beas, 1981) se encargó con su propia experiencia de encarrilar a su hijo hacia el mundo académico. Gracias a eso y a haber experimentado en carnes propias “la dureza” de la ganadería - “Mi padre tiene ovejas y pastorea al modo tradicional, así que no ha tenido nunca un día libre”-, Sebastián es hoy Ingeniero Técnico Forestal y desde 2016, forma parte del equipo PAC de Asaja-Huelva.

“Me costó un poco al principio, porque las cesiones de derechos nunca las había tocado, y tuve que familiarizarme con la normativa”, pero en general, Sebastián se muestra muy satisfecho con su trabajo, con “el trato a diario con la gente del campo, que al final es muy agradecida cuando les resuelves los problemas”, con su compañero Cele –con el que siempre finge estar a la gresca, aunque son uña y carne-, y hasta con sus condiciones laborales, que le permiten conciliar y disfrutar de tiempo de calidad con su familia.

No obstante, Romero, que atesora una gran experiencia laboral en empresas importantes como Ence, Tragsatec o la cooperativa Olibeas, no se acomoda ni se conforma, y aunque “estoy muy a gusto en este departamento”, “soy Ingeniero Técnico Forestal así que, si alguna vez hiciera falta en esa área, me tienen a su completa disposición”. “No me importaría seguir aprendiendo sobre el tema forestal”, confiesa.

De su experiencia laboral ha aprendido que a la dureza del trabajo en el campo hay que sumar la complicada relación con la administración. “Todo el que trabaja en el campo está concienciado de que su trabajo es duro, de que te hartas de trabajar para tener un sueldo normalito, así que de eso no se suele quejar la gente”. Sin embargo, “sí que se suelen quejar de la burocracia y de lo poco inteligibles que son las comunicaciones de la administración”. “Los agricultores vienen aquí cuando reciben una carta diciendo que no se enteran absolutamente de nada y gracias a Dios, nos tienen a nosotros, que les hablamos en el idioma del campo, para que puedan entender lo que se les pide en las cartas”, explica.

“También se lamentan de las pocas ayudas y de la cantidad de requisitos que se les exige para cobrar una ayuda que al final tampoco son para tanto”, aclara Sebastián, que advierte, para quien pueda pensar lo contrario, que los agricultores y ganaderos “no se hacen millonarios con ellas”. “Las ayudas de la UE lo que hacen es complementar lo que debería valer el producto de cara al agricultor”, un precio absolutamente ridículo. “Es lo que permite la viabilidad de la explotación. Si no, no podrían vivir del campo al precio al que se pagan los productos”, insiste.